Laciana al revés. Éste es un blog de fantasía sobre un mundo que no se corresponde con la realidad, pero cuyos contenidos muchos lacianiegos desearíamos que fueran ciertos.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Centro de Retiros La Corradina

Se recuerda a los lectores de este blog, por si no lo han percibido, que las entradas aquí escritas son inventadas y algunos datos no corresponden a hechos ocurridos en la vida real.

Hace tan sólo un par de décadas, la disciplina del yoga, esa técnica milenaria originaria de la India, tenía para el ciudadano medio connnotaciones de secta. Hoy, en cambio, cientos o quizá miles de centros (incluso gimnasios) en España ofertan clases de yoga, así como otras variantes que pr
oceden de la mezcla con otras técnicas. En cambio, en el valle de Laciana, hasta hace bien poco, aquellos interesados en este sorprendente camino para sanar el cuerpo y la mente, debían desplazarse hasta Ponferrada para poder recibir clases.


Teresa María, joven lacianiega, descubrió ella misma esta carencia cuando, hace unos años, decidió probar la técnica del yoga, cuya práctica un vecino que abandonó Madrid para recalar en el valle había traído consigo. Para ello tuvo que desplazarse hasta Ponferrada día tras día, tarea tan agotadora, que decidió que había que ponerse manos a la obra y plantarle cara a un vacío como éste. Después de un par de años de realizar cursos de perfeccionamiento y de profesores de yoga, Teresa María consideró que estaba ya preparada, cuando menos, para enseñar de manera básica el yoga a sus vecinos de Villablino.

Para ello, y gracias a las hábiles manos de su marido Vitín, rehabilitó
una casa familiar situada en el barrio de La Corradina (República Independiente de La Corradina, según sus aguerridos pobladores), para convertirla en el primer Centro de Retiros de espiritualidad y técnicas de crecimiento personal no sólo de toda la comarca, sino también uno de los primeros de la provincia de León. Durante la semana, Teresa imparte clases básicas de yoga físico una hora por la mañana y otra por la tarde, más una hora semanal de yoga para niños, su especialidad más mimada. Los fines de semana, puentes y vacaciones, diferentes grupos y profesores de toda España acuden al centro para realizar cursos de las más variopintas técnicas de crecimiento personal, desde tai-chi, yoga Iyengar y Astanga, Reiki, terapia craneosacral, Biodanza, diversas técnicas de meditación, etc.

El centro dispone de diez plazas, cocina de uso libre para algunos grupos y atendida por Teresa en otros, un espacio al aire libre para pasear y ejercitar cuando el tiempo lo permite, y un huerto ecológico del que salen los productos que luego se sirven a los participantes de los cursos. La casa, cumpliéndose así uno de los sueños de Vitín, es totalmente ecológica, y además de las placas solares perfectamente integradas en el tejado y en lugares del recinto que no causan impacto visual en el barrio ni en el conjunto del centro, se nutre también de energía a través de pequeños aerogeneradores que, de bien situados que están, me costó localizar si no hubiera sido advertido de su existencia.

- Eustaquio: Cuéntanos, Teresa María, de modo global, cómo es un mes de vuestro trabajo en el Centro de Retiros de La Corradina.
- Teresa María: durante la semana, llevamos una vida bastante relajada, ya que sólo tenemos las dos horas de yoga físico, la de los niños que es de horario flotante según lo acordemos entre todos, más una hora de yoga mental los viernes por la tarde si no hay cursos de fin de semana, y los jueves cuando los hay. Algunos fines de semana que el centro está disponible, organizo cursos de cocina vegetariana que, a pesar de que ésta es una comarca donde se consume mucha carne, han tenido gran aceptación, porque se ha corrido la voz de que la comida que hago está muy buena (ríe).
- E: Parece que por aquí pasa, e
n términos generales todo el elenco de terapias y técnicas de crecimiento personal ofertados en nuestro país. ¿no es así?
- T.M: Así es. Precisamente este fin de semana nos llega un grupo cristiano de Valladolid que ya es la cuarta vez que viene este año. M
e comentaba el padre benedictino que lo conduce, que los bosques de Laciana les transmiten mucha paz. Luego aprovecho siempre que puedo y participo, en el tiempo que me queda libre tras atender las tareas del centro, en casi todos los cursos y algunos retiros que se hacen. Y se aprende mucho. Además, todas las técnicas persiguen el mismo fin: conseguir más armonía interna, más paz, más conocimiento, por lo que tienen muchas cosas en común entre sí.
- E: Hay otro punto que te que
ría consultar, Teresa, el de que también os desplazáis a la naturaleza realizando paseos y otras actividades.
- T.M: Sí, Laciana es un lugar fantástico para caminar, disfrutar de la naturaleza y respirar aire puro. Hay un grupo que suelo llevar a La Devesa de Sosas que promulgan precisamente el contacto directo con esos grandes sabios que son nuestros árboles. Si alguna vez te encuentras diez personas abrazadas a diez árboles por ahí, esos han desayunado aquí esa mañana (ríe de nuevo). Además, antes de profesora de yoga, obtuve un título de monitora de aire libre, aunque no tuve mucha ocasión de estrenarlo entonces. Ahora sí, y dentro de muchos cursos de los que albergamos aquí, se incluye, por indicación mía, algún paseo por nuestros bosques: Devesa de Caboalles, Rioscuro, Rabanal...
- E: Me comentaba Vitín que está convencido de que en una vida anterior fuiste sargento de La Legión. ¿Es necesario tener tanto temperamento para dirigir un centro de este tipo?

- T.M: (Estalla en risas). Qué va. Vitín está molesto porque le reñí esta mañana cuando descubrí que los caracoles se habían comido casi todos los repollos que había en el huerto y porque estoy todo el día encima de él para que termine de acondicionar el ático. Ya le he advertido de que si no lo tiene acabado el mes que viene, lo echo de casa (vuelve a reir). No, la gente que viene aquí viene a relajarse, y nunca, nunca, hemos tenido ningún problema con ellos. A pesar de que, por ejemplo, cuando se hacen retiros de diez días de meditación vipássana, que son casi como una operación del cerebro, a los pobres alumnos les salen todos los demonios de dentro.
- E: Estamos en una de las zonas mineras más importantes de España. Ello trae consigo que una gran parte de la población arrastre problemas de espalda derivados del duro trabajo en la mina. He oído que cada vez más antiguos mineros están viniendo a las clases de yoga.

- T.M: Sí, el yoga no es milagroso, pero practicándolo con asiduidad aunque sólo sea un par d
e horas a la semana, se obtienen grandes beneficios a medio plazo. No sólo las distintas posturas estiran y relajan los músculos, eliminan tensiones acumuladas no sólo en el trabajo sino a lo largo de la vida diaria, sino que los ejercicios de relajación específicos actúan sobre la mente, que es el principal generador de tensiones en la musculatura y en las articulaciones. Tenemos ahora mismo un alumno que está operado de hernia discal y que, tras varios meses de asistencia a clase, ha notado mucho alivio.
- E: Por tanto, ese absurdo tópico de que el yoga es cosa de mujeres, ¿aquí se está cayendo por su propio peso?
- T.M: Claro, mucha gente cree que el yoga es como el step o el aerobic, pero eso no es así. Aquí ni ponemos música ni cimbreamos las caderas (ríe sonoramente). Siempre hay una ma
yoría de mujeres, pero como en casi todo lo relacionado con la espiritualidad y las técnicas de crecimiento personal. No me preguntes por qué, porque no lo sé.

Dejamos a Teresa María, que parte para atender a un grupo recién llegado desde Granada que viene a un retiro de budismo tibetano para los próximos siete días. Mientras, la sargento Dama Legionaria frunce levemente el ceño al oir los martillazos que proceden del ático, donde suda el resignado Vitín.


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Voy a sincerarme: yo, en realidad, procedo de un planeta habitado más allá de la Galaxia de Poseidón, que nosotros llamamos Tyugjerk. Llevábamos ya un tiempo monitorizando la evolución del valle de Laciana, del que estaba haciendo una tesis doctoral, pero hemos decidido actuar viendo que la cosa estaba alcanzando unos niveles desquiciantes. Por eso fui teletransportado a Caboalles de Arriba.

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